Cuando Manuela y sus mermeladas El Ababol, llegaron a mi vida por una casualidad nunca pensé que terminaríamos trabajando juntas. Y mucho menos que nos convertiríamos en amigas.
Hace unos meses yo buscaba patrocinadores para los mecenas de un cortometraje en el que había participado, Mermelada de Moras se llama. Lo natural era buscar una empresa de mermeladas y así llegue a Manuela. Simplemente descolgué el teléfono y llamé.
¡Con las mermeladas sí a todo!
Mi sorpresa es que al otro lado de la linea había una mujer increíble amante como yo de La Ronda de Boltaña (Grupo cuya canción da nombre al corto), cuando le conté qué y cómo habíamos rodado, ella simplemente dijo ¡SÍ A TODO!
De aquella conversación surgió una edición especial de mermelada con nuestro logotipo que fue un regalo para los mecenas que nos habían ayudado así como para los actores y miembros del equipo.
Tras esa colaboración y una un poco más adelante donde con una receta familiar de la mamá compañero sacamos la mermelada de Vino Quemau de Juana nuestra relación saltó al ámbito profesional.
El salto a lo profesional
La creación de su página web ha sido un trabajo llevado a cabo sobretodo atendiendo a los deseos de Manuela. Ella hace las mermeladas, pero ella también sabe cómo quiere venderlas.
Además de con su página web con Manuela hago asesoría de comunicación un servicio que lo que consigue es que el propio cliente gestione sus redes sociales. Cuando una empresa es muy muy pequeña, de una persona, como el caso de Manuela, no pueden permitirse externalizar ciertos servicios.
A pesar de no tener un gran presupuesto Manuela entiende la importancia de la comunicación. No le ha importado invertir algo en una web a su gusto pero funcional y unas redes sociales un poco más profesionales.
Sin duda mi relación con Manuela no es solo profesional. Entiendo que así la manera en la que yo asesoro es mejor. Conozco y comparto la pasión por las mermeladas y de esta manera todo es más personal.
Las historias reales son las que enganchan.